UN MUNDO TAN FRÁGIL Y DEFECTUOSO
"De hecho, la mascota
familiar se llamaba Cheshire por el gato funámbulo del cuento que, como es bien
sabido, poseía las virtudes de sonreír y desaparecer a voluntad. Pero no eran
estas características las que dieron lugar al bautizo, sino un afán de que el
minino hable. Si bien es cierto que todos los animalitos de ese reino del revés
conversaban con Alicia, digamos que a la señorita Iphigenia le resultaba
indiferente que el Conejo Blanco o la
Oruga hablaran. O en todo caso, le servían para reafirmar su
monomanía: si a seres inferiores les estaba concedido el comercio de la
palabra, cuánto más a su Cheshire, que era tan inteligente. Las sesiones de
adoctrinamiento empezaban a la hora del desayuno y no cesaban nunca. Había días
enteros en los que el pobre animal no probaba una gota de leche en represalia
por su inconcebible negativa a hablar".
Gracias a vos, Bubie.
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