BLOG DEDICADO AL LIBRO FORJADOR DE PENUMBRAS

Blog dedicado al libro FORJADOR DE PENUMBRAS, libro del escritor Pablo Martínez Burkett.

Veintiséis cuentos de terror, literatura fantástica y ciencia ficción que se inscriben en la línea del fantástico rioplatentese.

“Pablo Martínez Burkett maneja con soltura las palabras, sabe muy bien por dónde pasa la literatura y sabe contar espléndidamente un cuento. Es un hábil manejador de las tramas y de los desenlaces imprevisibles, que pone en la piel de sus protagonistas. Este procedimiento le permite lograr un efecto dramático y no pocas veces humorístico de sus puntos de vista”. Del prólogo de Roberto Alifano.

miércoles, 4 de mayo de 2011

DEL PROLOGO DE ROBERTO ALIFANO

PRÓLOGO


En un largo viaje en automóvil hacia una ciudad de la provincia de Buenos Aires, conocí a Pablo Martínez Burkett. Hablamos, como es de suponer, de muchos temas; pero la literatura, que nos apasiona a los dos, fue el dominante. Descubrí entonces a un gran lector y, no demasiado tiempo después, al original  escritor de literatura fantástica. Ya somos viejos amigos, unidos por esa amistad que no envejece, como gustaba decir Bernardo Ezequiel Koremblit, y –en nuestro caso- se remoza siempre en Borges y Bioy Casares, en Marcel Schwob y Stevenson. El trato que mantenemos me produce tanto gusto como la lectura de sus textos.

Los cuentos que tengo el gusto de prologar son diversamente admirables y cumplen con rigor el propósito que persigue el género fantástico. Son claves o alegorías de la realidad y, por consiguiente, más ricos y preciosos que la simple realidad. Tienen el juego de sorpresa y de expectativa necesarios para atrapar al lector desde las primeras líneas. Como los inventores de mitologías, como los niños, como en los sueños, Pablo Martínez Burkett piensa de manera simbólica y no abstracta; de ahí la frescura de las piezas que integran este asombroso volumen.

En el comienzo suele proponer un enigma para introducirnos sin prisa, mágicamente, de nuestro mundo cotidiano al mundo imprevisto de la fábula (“Mi relación con don Callejas se inició aun antes de mi nacimiento y siguió más allá de su muerte…”). Luego sentimos el costado lúdico de los contrastes, la ironía, la ternura (“Quizá le fallé como discípulo al no tratar de impedir su última locura”), acaso la broma y quizá la secreta melancolía (“Cuando reconoció a sus deudos ya muertos, supo que no estaba soñando”). Se acerca, en algunos casos, a las visiones terroríficas de Chesterton o de Kafka. Pienso en el cuento “Un viaje extraordinario”, donde el protagonista es un codicioso bibliófilo, quien se vanagloria de saber de memoria el anatema del Concilio de Trento (“Si alguien leyese o poseyese libros de herejía o escritos de cualquier autor condenado y prohibido por razón de herejía o sospechoso de falsas enseñanzas, sufrirá inmediatamente la sentencia de excomunión”), se asume como pecador por acumular cuatro mil volúmenes que a lo largo de los siglos engalanaron las páginas del Index Librorum Prohibitorum ex Expurgatorum, y  se ve de pronto convertido en una mosca.

Pablo Martínez Burkett maneja con soltura las palabras, sabe muy bien por dónde pasa la literatura y sabe contar espléndidamente un cuento. Es un hábil manejador de las tramas y de los desenlaces imprevisibles, que pone en la piel de sus protagonistas. Este procedimiento le permite lograr un efecto dramático y no pocas veces humorístico de sus puntos de vista.

En una época, sino me engaño, en que se prefieren las cacofonías, las frases truncas y las feas palabras, nuestro escritor practica el arte, hoy casi perdido, de escribir bien, de preocuparse por adjetivar originalmente, de imaginar curiosos argumentos y de utilizar recursos claros.

Celebro sinceramente estas páginas. No abundaré en el análisis de cada texto; las historias que aguardan deben ser leídas con todas las palabras, con todas las circunstancias y con toda la calidad literaria empleada por su autor al escribirlas. Puedo anticipar, eso sí, que los intensos relatos que  esperan al lector son un modelo de sincera imaginación. Nada es casual en ellos, cada fábula ha sido soñada y desarrollada con rigor minucioso.


ROBERTO ALIFANO 
Isla Verde, verano de 2011

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